La psicología no solo busca comprender la mente, sino también abordar cómo los factores sociales y culturales afectan la salud mental de las personas. Un ejemplo poderoso de este enfoque es la trayectoria de María Alexandra Altahona Medina, una psicóloga colombiana quien tiene especial interés en indagar sobre el impacto del racismo y el trauma intergeneracional en la comunidad afrodescendiente. Su historia personal y profesional revela la urgencia de integrar la lucha contra el racismo en la atención psicológica, especialmente en comunidades históricamente marginadas.
Orígenes y Conflictos de Identidad
María Alexandra Altahona nació en Barranquilla, Colombia, hija de padres afrocolombianos, con raíces en la comunidad de Turbaco, Bolívar. Creció en un ambiente «blanqueado», donde su color de piel y su cabello eran motivo de conversación constante. Este entorno la llevó a experimentar un conflicto interno sobre su identidad, llegando a alisar su cabello en un intento de encajar. «Hubo momentos en los que intenté ser lo que no era, pero luego decidí abrazar mi naturaleza afro», comenta Altahona. A pesar de las tensiones, sus padres la empoderaron, ayudándola a aceptar y celebrar su identidad.
El Inicio de una Vocación
El interés de Alexandra por la psicología se despertó gracias a su madre, pedagoga y trabajadora con niños de escasos recursos y discapacidades. Este contacto temprano con la vulnerabilidad y el cuidado hizo que Alexandra quisiera profundizar en las herramientas para ayudar a otros. Fue durante su pregrado en Psicología en la Universidad de la Costa, en Barranquilla, cuando tuvo su primer contacto profundo con la afrocolombianidad y las problemáticas de su comunidad. «Trabajé con niños afrodescendientes y sus familias, y me di cuenta de que necesitaban herramientas para empoderarse y construir una identidad positiva», recuerda. Esta experiencia no solo le permitió comprender las barreras que enfrentan las comunidades afrodescendientes, sino también reafirmar su vocación.
Educación y Especialización
Alexandra continuó su formación académica en Neuropsicología en la Universidad de Sevilla, España. Allí profundizó en cómo el cerebro y la salud mental son impactados por factores externos, ahora tambien generando una relacion entre el trauma y la discriminación. Sus estudios le permitieron conectar su pasión por la psicología con su deseo de ayudar a las comunidades afrodescendientes a sanar las heridas que el racismo y la marginación han dejado.
Experiencias Significativas en el Campo
Uno de los proyectos más significativos para Alexandra fue su trabajo con la población infantil afrodescendiente en comunidades vulnerables. «Ese proyecto cambió mi vida, porque, a través de él, reafirmé mi propia identidad», asegura. Colaborar con niños afrodescendientes y sus familias le permitió observar cómo el racismo afecta el desarrollo emocional y psicológico desde la infancia. Este trabajo la motivó a profundizar en el empoderamiento étnico y la importancia de una identidad sólida desde temprana edad.
El Racismo y la Salud Mental
Alexandra ha sido testigo de los efectos profundos del racismo en la salud mental de la diáspora africana. Según su experiencia, el racismo no solo afecta cómo una persona se relaciona con los demás, sino también con su propia identidad. «El racismo genera heridas profundas en la identidad que se traducen en sentimientos de inferioridad, autoexigencia excesiva y desconexión», señala. Muchas personas afrodescendientes desarrollan mecanismos de defensa para encajar en un mundo que no siempre les da la bienvenida, lo que genera un impacto emocional duradero.
Trauma Intergeneracional
Uno de los conceptos más complejos que Alexandra aborda en su trabajo es el trauma intergeneracional. Este fenómeno se refiere a las experiencias traumáticas vividas por generaciones anteriores, que son transmitidas a las siguientes. «Nuestros padres y abuelos vivieron un racismo más directo y físico, y ese trauma persiste en nosotros, incluso cuando ahora el racismo está más enmascarado», explica. Este trauma afecta la forma en que las personas afrodescendientes perciben el mundo, su lugar en él y sus relaciones con los demás.
Estrategias Terapéuticas
Alexandra utiliza un enfoque cognitivo-conductual en su trabajo, ayudando a sus pacientes a analizar sus pensamientos y comportamientos. Sin embargo, también destaca la importancia de volver a las raíces y aprovechar los saberes ancestrales en el proceso terapéutico. «Es esencial crear herramientas desde nuestra propia identidad y cultura para poder sanar desde un lugar auténtico», afirma.
Educación Antirracista
En su visión, una educación antirracista debe comenzar desde la primaria y ser transversal a todos los niveles educativos. Alexandra considera que es necesario incluir la etnoeducación y los autores afrocolombianos en los planes de estudio, tanto en la educación básica como en la universitaria. «Es esencial que la diversidad de voces esté presente en los contenidos académicos, para que la historia y cultura afrodescendiente se integren de manera justa y completa», dice.
Colaboración Interdisciplinaria
Para Altahona, la psicología no puede abordar el racismo y sus efectos de manera aislada. La colaboración con disciplinas como la sociología, la pedagogía y el trabajo social es esencial para abordar integralmente las necesidades de la población afrodescendiente. «La psicología se enfoca en sanar, pero las otras disciplinas aportan conocimientos necesarios para una visión más completa de las realidades que enfrentan las comunidades afrodescendientes», señala.
Un Llamado a la Acción
Altahona concluye con un mensaje claro para sus colegas y la sociedad en general: «El racismo tiene efectos profundos y duraderos en la salud mental, y es responsabilidad de todos enfrentarlo. Somos una sociedad diversa, y aceptar esa diversidad implica atender a los colectivos más oprimidos». Abordar el racismo no solo beneficiará a las comunidades afrodescendientes, sino que también fortalecerá a la sociedad en su conjunto.
En resumen, la experiencia y visión de María Alexandra Altahona Medina resaltan la importancia crítica de abordar el racismo desde la salud mental, no solo como un problema individual, sino como un fenómeno que afecta a generaciones enteras. Su trabajo ofrece un ejemplo inspirador de cómo la psicología puede ser una herramienta para el cambio y el empoderamiento en la lucha contra el racismo.
1 Comment
digna Martelo Vega
3 meses agoexelente, es muy cierto ,la psicología ,sociología y pedagogía deben unirse mucho más en este tema