La historia de  Kadijatu Dem Njie, una psicóloga nacida en España, es también un relato de su compromiso con la salud mental desde una perspectiva que busca entender y confrontar los efectos del racismo en la sociedad. La curiosidad por comprender y explicar el comportamiento humano la motivó a estudiar Psicología, un camino que la ha llevado a especializarse y trabajar en temas de discriminación, acompañamiento a personas afectadas por el racismo y defensa de una educación antirracista.

Su formación comenzó con un grado en Psicología en la Universidad de Barcelona, seguido de un máster en Intervención e Investigación Psicosocial en la Universidad Autónoma de Barcelona. Además, ha ampliado su especialización con estudios en Teatro Foro y una Especialización en Victimología Jurídico-Forense impartida por el Colegio Oficial de Psicología de Cataluña. En su constante búsqueda de nuevas herramientas terapéuticas, actualmente cursa un máster en Psicoterapia Integradora en la Escuela Universitaria de Psicoterapia Integradora.

A lo largo de su carrera, ha trabajado en proyectos relacionados con la discriminación y la igualdad de trato, incluyendo un rol en la Oficina de Igualdad de Trato y No Discriminación de la Generalitat, donde acompañó a personas víctimas de discriminación. También participa en un proyecto de investigación sobre discriminación en la Universidad de Girona y ha colaborado en iniciativas de apoyo a jóvenes migrantes y ha trabajado en proyecto de prevención y sensibilización sobre violencias machistas.

En cuanto a sus colaboraciones con grupos específicos, ha trabajado en acciones puntuales con organizaciones antirracistas y grupos de personas racializadas y afrodescendientes. Aunque su participación en estos grupos no es constante, mantiene su compromiso y contribuye cuando su disponibilidad se lo permite.

Para ella, es esencial que la salud mental se aborde desde una perspectiva antirracista, dado que el racismo genera barreras que afectan el acceso y la calidad de la atención para las personas racializadas. Imaginar una educación antirracista implica, en su visión, no solo trabajar en la representatividad en los materiales y el personal educativo, sino también reconocer y reducir las desigualdades estructurales en el acceso a la educación y los servicios.

La colaboración interdisciplinaria es otra área clave en su enfoque. Considera que para abordar de manera integral las problemáticas de la población afrodescendiente y la diáspora africana, es necesario que la psicología trabaje junto a disciplinas como la sociología, la pedagogía y el trabajo social. Este enfoque, según ella, ofrece una visión completa de las circunstancias y desafíos que enfrenta esta población, facilitando respuestas que realmente se ajusten a sus necesidades.

El impacto del racismo en la salud mental, tanto en la comunidad afrodescendiente como en la diáspora africana, es un tema central en su reflexión. Considera que el racismo afecta la percepción e identidad de las personas, manifestándose en malestar psicológico y físico. Además, la experiencia afrodescendiente está marcada por lo que se conoce como trauma intergeneracional, relacionado con eventos históricos de violencia como la esclavitud, el colonialismo y el racismo estructural. Este tipo de trauma va más allá del individuo y se manifiesta en patrones que afectan a comunidades enteras a través de generaciones, impactando en su identidad y autoestima.

Aunque no ha trabajado con pacientes clínicos en un entorno tradicional, ha detectado estas manifestaciones de trauma intergeneracional en personas a las que ha acompañado en su rol profesional. En cuanto a las estrategias psicoterapéuticas, considera que no existe un único enfoque que pueda responder a todas las experiencias de la diáspora africana, sino que es crucial adaptar las prácticas y enfoques terapéuticos a las realidades y necesidades específicas de cada persona. Además, defiende la necesidad de una visión antirracista y anticolonial en el tratamiento, considerando las particularidades de estos traumas y evitando soluciones universalmente aplicadas.

Por último, su experiencia también abarca una perspectiva interseccional, especialmente en relación a la población afrodescendiente queer. Reconoce la importancia de entender cómo la combinación de raza, género y orientación sexual afecta la salud mental y adopta un enfoque respetuoso y comprensivo en su trabajo terapéutico, destacando la importancia de la reflexión y deconstrucción personal en su labor profesional.

Su mensaje final para la comunidad y los profesionales de la salud mental es claro: es vital reconocer y abordar los efectos del racismo en la salud mental de la diáspora africana y la población afrodescendiente. Crear espacios donde estas experiencias puedan validarse y reconocerse es un paso crucial hacia una sociedad que valore y respete profundamente la diversidad de experiencias y realidades.

By ONG UbubtuEs